miércoles, 4 de septiembre de 2013

Santuario de Nuestra Señora de Regla

Durante los siglos XVI y XVII se construyó un patio en la fachada abierta al arenal, para hospedar a peregrinos, y se habilitaron caballerizas para los animales. En el último cuarto del XVIII el monasterio sufre una remodelación que afecta a la construcción del piso superior del claustro y a la escalera principal. Los restos más antiguos conservados pertenecen al primitivo claustro, conocido actualmente como Patio de los Plátanos.
Las bóvedas de aristas, divididas en cuatro tramos por cada galería, se recubrieron en el siglo XVII con nervios y decoración de yeserías barrocas, probablemente retocadas al siglo siguiente. Los elevados zócalos de agujeros que hoy se admiran pertenecen también a la transformación barroca del claustro. El otro elemento más antiguo conservado es una elegante ventana germinada practicada en el muro que comunica el patio con la antesala capitular. En 1865, se renovó la decoración del camarín de la Virgen según un proyecto del escultor italiano, nacido en Milán, Agustín Franci.1 El impulso definitivo del Santuario arranca con la llegada de los franciscanos en 1882. Las necesidades cada vez más imperiosas para dar culto a la Patrona de Chipiona provocan que la reducida ermita sea insuficiente para atender la masiva afluencia de peregrinos. De 1942 data la construcción del Seminario, y de 1947 la renovación del Humilladero. La iglesia sustituye a la medieval, y sus obras se realizan entre 1904 y 1906. El estilo elegido para la reconstrucción fue el neogótico, y cuya dirección de obras llevó a cabo el arquitecto Antonio Arévalo. Se utilizó mampostería para los muros, cemento para pilastra, arcos y jambas, salvándose la portada; dándosele una elegancia de estilo ojival. Esto suponía la renovación de los principios del gótico, y lo que ello conllevaba de cierto carácter romántico y una vuelta a la fe y espiritualidad medieval, perfectamente representadas en un estilo en el que predomina la verticalidad. Como características de este neogótico aplicables al Santuario de Regla se podrían destacar los intentos de fusionar la belleza forma con la lógica constructiva; un aire noble y transparente, aún a costa de perder fuerza creadora; la imitación de elementos arquitectónicos y decorativos, a veces sin necesidad estructural; y el entusiasmo por el arco apuntado, las tracerías, las nervaduras, los rosetones o las agujas, todos ellos elementos de raigambre gótica. Pasando a su interior, observarás que se trata de un templo de tres naves, con la central más ancha y alta que las laterales. Todos los retablos, altares e imágenes veneradas son actuales. Las vidrieras son de los años 50 del siglo pasado, y representan imágenes marianas. Destacan el camarín, decorado de pinturas neobarrocas al fresco, el adamascado de los muros, algunos jarrones japoneses y los cuadros alusivos a la legendaria aparición de la Virgen de Regla, debidos a Juan Laffita y pintados en 1933. La arquitectura neogótica del Santuario de Nuestra Señora de Regla luce aún más al caer la tarde, con el encendido de la iluminación aritificial.

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